Una amiga de la oficina me dijo hace no mucho, que a ella le parece que la etapa más difícil de la vida son los 20’s debido a que es en esta década cuando normalmente tomas las decisiones mas difíciles de tu vida.
Nunca lo había pensado. En realidad para mí nunca había sido great deal el tomar una decisión. Normalmente me arriesgo sin miedo, ya que mi filosofía siempre ha sido: si te caes, te levantas, te sacudes y continúas.
De todos es sabido que siempre he tenido cosquillas en los pies, que me gustan los retos y la adrenalina de los riesgos. Sin embargo, últimamente me asaltan muchas dudas y confieso que ya me da miedo el arriesgarme.
Cada que “me he mudado” ya sea de casa, de trabajo o de país, me resulta un juego, como una aventura y jamás me había detenido a pensar en qué pasaría si fracasara. De hecho esa palabra no tenía sitio en mi mente. No lo digo como alarde, simplemente pienso que era la consecuencia de la inconciencia con la que me dejaba guiar tras la irrupción de la idea del “siguiente paso”.
Todo esto para platicar que una vez más me invadió la idea de moverme. De dar el mentado “siguiente paso”, crecer, subir un escalón, etc. o como lo quieran denominar. Ya se me han presentado oportunidades en México, bastante buenas diría yo. Peeeeero, ¡carajo! Antes nunca habia peros para tomar una oportunidad. Me ha dado miedo el riesgo que significa. Me puse a pensar en situaciones absurdas como que si no me llevo bien con el jefe, si no me gusta la empresa, etc. Que siempre es más fácil ir a México que venir a Europa, empezando porque en México sólo hay 7 gloriosos días de vacaciones al año… en fin, la cabeza se me inundó de pretextos absurdos, máscaras de la verdadera razón por la que no quiero dejar Europa.
Ahora Barcelona se me ha metido hasta los huesos, tanto que hasta creo que empiezo a idealizarla. He encontrado dificultades, creadas por mí, para poder llevar a cabo mi nueva aventura, ya que me asalta el miedo a perder la estabilidad que ahora tengo, estabilidad que no estoy disfrutando, motivo principal por el que preciso movimiento… aunque por otro lado, otro obstáculo es que dicha estabilidad me da comodidad y… es decir, entre mas me tardo en tomar una decisión menos probable encuentro que suceda, en fin, ni si quiera voy a pensarlo ahora.
En caliente ni se siente. Nunca he tardado mas de 2 semanas en llevar a cabo decisiones tomadas arrebatadamente (todas). Al día de hoy, llevo 5 meses tratando de llevar a cabo lo que traigo en la cabeza, luchando contra argumentos que sola me pongo y sola me vuelvo a combatir.
También me ha asaltado la idea de volver a ser estudiante. Yo sé que para muchos, el hecho de que una mujer, soltera, independiente, de 28 años quiera dar un “paso atrás” resulta hilarante o riesgoso (como piensa mi novio). Sin embargo, yo lo veo como un medio para lograr o justificar el poder vivir en Barcelona y sobretodo el seguir en Europa. Cabe mencionar que no necesito buscar la manera de permanecer en Europa, pero me siento anclada a Suiza y ya no quiero estar aquí sola.
Si me voy a la aventura, lo cual quiere decir, renunciar a mi trabajo, sueldo y vida en este país, deberé trabajar en lo que sea para comer. Para que esto no sea un “fracaso”, no para mí, sino para la gente que amo, lo más justificable es estudiar. Además, de que siempre he querido tener una carrera mas y que siempre me hizo falta vivir la época de la universidad en mi idioma. Yo me la perdí.
Todo esto obtiene otra perspectiva al mencionar que como nunca tuve una relación que me detuviera (supongo que inconscientemente no creía que valiera la pena), pues no fue motivo de dudas. Ahora, estoy totalmente enamorada, y es por eso que la batalla contra las ganas de evolución me resulta más enmarañada. Las dudas saltan por la incertidumbre de un futuro del que estoy consciente que me apresuro a imaginar porque yo sé que encontré a la persona con la que quiero compartir el resto de mi vida pero no tengo la certeza de que esa persona quiera compartir el resto de su vida conmigo. Sin embargo, tampoco quiero obstaculizar su curso si es que llega a existir. Vaya, que no me quiero mover fuera de un radio en el que permanezca alcanzable, pero preciso moverme.
Tal vez deba de dejarme de enredos y como dice mi padre: simplemente detenga mi espíritu itinerante y valore lo que tengo.
No sé que decisión tomar. No soy partidaria de las cosas cómodas, pero todo sería más fácil si ocurriera lo que realmente deseo, que se esconde detrás de este laberinto en el que me he metido sola. La conclusión es que ahora estoy de acuerdo con la aseveración de mi amiga Olivia.